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febrero 9, 2025Renuncias en masa y caos en Palacio: el precio de proteger a Benedetti
El país asistió esta semana a un inédito espectáculo de transparencia forzada: un Consejo de Ministros televisado que, lejos de demostrar unidad y claridad en el rumbo del Gobierno, reveló fracturas profundas, desconfianza interna y una crisis de gobernabilidad. Entre todos los episodios de este reality político, hubo uno que dejó más preguntas que respuestas: la inexplicable defensa férrea del presidente Gustavo Petro a Armando Benedetti.
Benedetti, quien ha sido llamado a juicio por la Corte Suprema de Justicia por presunta corrupción y ha estado envuelto en escándalos de violencia contra mujeres, fue nombrado jefe de Despacho Presidencial en un movimiento que desató la furia del gabinete. Francia Márquez, vicepresidenta de la República, no ocultó su preocupación y se atrevió a formular la pregunta que muchos colombianos se hacen: “Espero que no sea un chantaje”.
La relación entre Benedetti y Petro es larga y compleja. El exsenador fue clave en la campaña presidencial de 2022, se encargó de la logística, de las alianzas locales y, según él mismo dejó entrever en los explosivos audios filtrados el año pasado, de conseguir financiamiento en condiciones que hoy podrían estar bajo la lupa. “Hice 100 reuniones, conseguí 15.000 millones”, decía Benedetti en esa grabación que parecía más una advertencia que un desahogo. Ahora, con su regreso triunfal a la Casa de Nariño, las sospechas se han disparado.
En el Consejo de Ministros, el director de la Unidad Nacional de Protección, Augusto Rodríguez, hizo una grave afirmación al vincular a Benedetti con Diego Marín, alias “Papá Pitufo”, un oscuro personaje del contrabando que habría intentado financiar la campaña de Petro. Benedetti reaccionó con una denuncia en Fiscalía contra Rodríguez por injuria y calumnia, lo que avivó aún más las tensiones dentro del Pacto Histórico. El senador Iván Cepeda salió en defensa de Rodríguez, evidenciando la fractura que esta situación ha generado en el Gobierno.
El costo político de proteger a Benedetti está siendo altísimo. Ya son varias las renuncias en el gabinete, entre ellas la del exdirector del DAPRE, Jorge Rojas, y la del ministro de Cultura, Juan David Correa, quien fue tajante: “No podía tener de jefe a un maltratador de mujeres”. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, entre lágrimas, cuestionó la decisión y dejó claro que no está dispuesta a compartir la mesa con Benedetti. La propia vicepresidenta Márquez habría puesto su renuncia sobre la mesa.
En este contexto, la pregunta central sigue sin respuesta: ¿Qué sabe Benedetti que obliga a Petro a defenderlo a toda costa? ¿Qué secretos inconfesables podrían tambalear no solo al Gobierno, sino a la legitimidad del actual mandato? La teoría del chantaje toma cada vez más fuerza, especialmente cuando se recuerda la amenaza velada de Benedetti en los audios filtrados: “Con tanta mierda que yo sé, nos jodemos todos”.
El episodio del Consejo de Ministros demostró que el Gobierno navega en aguas turbulentas, con ministros que se rebelan, decisiones erráticas y una crisis de liderazgo que el presidente parece empeñado en agravar. Mientras Benedetti siga siendo el hombre más influyente del Palacio de Nariño, el costo político y de gobernabilidad seguirá aumentando. Petro, que tanto ha citado a Gabriel García Márquez en los últimos días, haría bien en recordar una de sus frases más demoledoras: “Cuando alguien alcanza el poder absoluto ya no tiene contacto con la realidad, y esa es la peor clase de soledad que existe”.
La historia sigue abierta y el país espera respuestas.





